La educación comenzaba al nacer el niño, que era recibido con serios discursos y prometido por sus padres a alguna de las dos casas de formación: el Tepochcalli o el Calmécac, siendo éste el centro de educación superior. La elección de uno u otro dependía de la voluntad de los padres, guíados por los consejos del sacerdote que leía los horóscopos de la fecha del nacimiento del niño, y, aunque el Calmécac era el destino habitual de la aristocracia, no era exclusivo, sino un colegio abierto a todos. Había colegios separados para hombres y mujeres.
lunes, 10 de noviembre de 2014
Educacion
10:08 a.m.
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